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Desde el Aysén profundo

La Relación entre Esposo y Esposa

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Hace un tiempo atrás, vi el dibujo de un triángulo que me llamó mucho la atención. En la punta de este triángulo estaba escrita la palabra “Dios” y en las otras dos puntas, estaban escritas las palabras “marido” y “esposa”. Generalmente el triángulo está dibujado con una punta arriba y, dos abajo.

La explicación de este dibujo decía que: “a medida que ambas personas vayan acercándose a Dios, así también se irán acercando el uno a la otra”. El marido y la esposa, tendrán una mejor relación.

En la carta a Los Efesios capítulo 5. La Biblia nos dice lo siguiente: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, a fin de hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la palabra de Dios… De la misma manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. Pues un hombre que ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a sí mismo. Nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida tal como Cristo lo hace por la iglesia. Y nosotros somos miembros de su cuerpo. Como dicen las Escrituras: «El hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo». Eso es un gran misterio, pero ilustra la manera en que Cristo y la iglesia son uno. Por eso les repito: cada hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido”.

La Biblia también nos enseña cual debe ser nuestro papel como marido, de acuerdo a lo que nos dice el Apóstol Pablo en su 1ª. Carta a los Corintios, capítulo 11: “Ahora bien, quiero que entiendan que Cristo es cabeza de todo hombre, mientras que el hombre es cabeza de la mujer y Dios es cabeza de Cristo. El marido ha de ser cabeza de su mujer, tal como Jesús es Cabeza del hombre y Cabeza de la iglesia. Este es un puesto decretado por Dios. Es el orden divino. El marido es la autoridad delegada de Dios sobre su mujer e hijos. Este es un papel de responsabilidad y autoridad. El marido vive bajo la autoridad de Dios y es responsable ante Él por la jefatura y cuidado de su mujer y también, de su familia.

También en la Carta a los Efesios se nos dice que: ”De la misma manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. Pues un hombre que ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a sí mismo”. Esto es un mandamiento, no una opción. La palabra para «amor» aquí es «ágape» en el griego y este es un amor abnegado tal como el amor que mostró Jesús cuando murió por nosotros.

Esta clase de amor exige un comportamiento correcto y no se basa sólo en buenos sentimientos. En la 1ª. Carta a los Corintios, capítulo 13 se nos dice que: “El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas. No se alegra de la injusticia sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia”. Aquí la Biblia nos muestra que esta clase de amor es paciente, bondadoso, no falla. Son cualidades que el marido debería poseer.

En la Carta los Efesios también nos encontramos con la enseñanza acerca del papel de la mujer. Este pasaje de la Biblia instruye lo siguiente: “Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor”. Y para las esposas seguidoras de Jesús, es decir cristianas, la primera Carta del Apóstol Pedro dice: “Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que, si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras, al observar su conducta íntegra y respetuosa”.

Para concluir podemos decir que, una esposa necesita tener su enfoque en el Señor Jesús, desarrollando su relación con El, como para tener una buena relación con su marido. Como resultado de esto, es importante que tanto el marido como la esposa, tengan su enfoque en el Señor. Cuanto más se acercan a Dios, más serán atraídos el uno al otro. Como el ejemplo del triángulo, en la introducción.

 


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