De acuerdo a lo que nos enseña el diccionario, Legado es aquello que se deja o transmite a los sucesores, sea cosa material o inmaterial.
Es también, tomarse el tiempo para reflexionar sobre que dejaremos o transmitiremos a nuestros sucesores o sucesoras, hijas e hijos, nietos y nietas.
Definir lo que nos motiva a dar todo de sí en la vida, puede llenarnos de un sentido de intención y pertenencia que nos brinda alegría y propósito.
Nuestro legado es la suma de los valores personales, logros y acciones que repercuten en las personas que nos rodean. Es la formula como hemos marcado una diferencia en nuestro entorno, o bien, dibujando una sonrisa en los rostros de las personas con quienes nos contactamos.
En la Primera Carta del Apóstol Pedro capítulo 1, la Biblia nos enseña lo siguiente con respecto al Legado dejado por Jesús: “¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para que tengamos una esperanza viva y recibamos una herencia que no se puede destruir, contaminar o marchitar.
Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes, a quienes el poder de Dios protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha de revelar en los últimos tiempos.
Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo.
El oro, aunque perecedero, se purifica al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser purificada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.
Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso, pues están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación”.
De acuerdo a lo aprendido en la Biblia, dejar un legado no es una elección. El tipo de legado que dejemos, sin embargo, depende de nosotros.
En el libro de Proverbios capítulo 13, el rey Salomón escribió que: “El hombre bueno deja herencia a los hijos de sus hijos”. La herencia de un nieto, que es el legado de los abuelos, era lo suficientemente importante como para que el hombre más sabio del mundo la mencionara. Esta enseñanza mantiene nuestras metas de vida, nuestra visión y nuestro futuro al frente y en el centro cuando elegimos cómo usar nuestro dinero hoy.
Nuestro legado está determinado en gran medida por los valores que nos guían. Viviremos la vida de manera diferente si nuestros valores son la creatividad en lugar de la caridad.
Nuestro legado sigue vivo en las relaciones que establecemos con nuestros familiares, colegas y amigos. No se concentra solamente en nuestros logros. Reconozcamos, celebremos y elogiemos los logros de nuestro grupo de amistades.
Al concluir podemos decir lo siguiente: Aunque nuestro legado abarca toda la trayectoria de la vida que hemos vivido, nunca es demasiado tarde para reevaluar y cambiar de rumbo.
Por eso es importante que consideremos cuatro formas de hacernos cargo del legado de nuestra vida:
- Evaluemos nuestra vida. Los desafíos diarios de la vida, a veces pueden distraer el propósito que teníamos, así que es necesario que tomemos un momento para evaluarnos.
- Escribamos en una hoja, lo que quisiéramos que las personas dijeran de nosotros y lo que nuestra familia diga sobre nosotros y de nuestra vida.
- Descubra su factor X: consideremos el legado de las personas que admiramos y determinemos el hilo conductor. Es probable que tuvieran algo único que pocas personas han poseído.
- Encontremos nuestro propósito. Debemos definir el legado de nuestra vida. Es posible que nos resulte difícil si no comprendemos los propósitos de Dios para nuestra vida. Generalmente ocurre que sin un propósito, la vida es como un barco sin velas, que se mueve sin rumbo y sin ninguna intención específica que guía la toma de decisiones, las relaciones y el desarrollo personal.
Al terminar lo investigado podemos decir que, nuestro legado está determinado en gran medida por los valores que nos guían, sobre todo por la enseñanza de la Palabra de Dios.
Viviremos la vida de manera diferente si nuestros valores están relacionados con Dios. Él nos da la creatividad en lugar de la caridad.
Si no conocemos nuestros principios que nos dirigen, ahora es el momento de hacer una lluvia de ideas.
Descubrir tu propósito requiere mucho trabajo y una profunda autorreflexión, pero vale la pena el esfuerzo. Una vez que lo encuentres, eso dará forma a las decisiones y experiencias de vida que forjarán un legado del que tú podrás estar contento.