En la mañana del día lunes, tuve una discusión con un familiar que me llevó a enojarme y luego vivir un rato la emoción del odio. Esto produjo una alteración y sensación muy extraña en mi vida, que la he vivido pocas veces, por lo tanto, me sentí muy inquieto y pensativo en lo que estaba viviendo en ese momento.
Unas horas después, me puse a escuchar música y apareció la siguiente canción; cuya letra me dejó impactado:
“Como no perdonarte, si a mí me han perdonado. Igual que tú, también falle pero mi Dios todas mis faltas ha borrado.
Como no abrazarte como a mí me abrazaron. Quiero que sientas libertad, te doy mi paz, esa que Cristo ya me ha dado.
Veras la luz de un nuevo día, y sentirás el amor de Jesús entrar a tu vida.
Mi corazón, mi corazón será transformado. Porque al perdonar, al perdonarte también serás perdonado.
Tengo que confesarte lo que ahora estoy sintiendo. Todo el dolor que hubo en mi corazón ha ido desapareciendo.
Veras la luz de un nuevo día. Y sentirás el amor de Jesús entrar a tu vida.
Mi corazón, mi corazón será transformado. Porque al perdonar, al perdonarte también serás perdonado.
Veras la luz de un nuevo día, y sentirás el amor de Jesús entrar a tu vida
Mi corazón, mi corazón será transformado
Porque al perdonar, al perdonarte también serás perdonado”.
Quien canta y ha escrito la letra de esta hermosa canción es, Celines Díaz, de la República Dominicana.
El odio es algo inseparable de nuestra vida humana. Es en esta área de las emociones, donde se centra la intervención del perdón. El ámbito del perdón son los sentimientos, los afectos de odio, de dolor, rencor, resentimiento y deseos de venganza como consecuencia de la agresión que hemos vivido.
De la misma manera como Dios nos perdona, cuando le pedimos perdón, por haber hecho alguna cosa que transgrede sus normas o leyes, deberíamos también nosotros, perdonar. Por esta razón la Biblia nos enseña en la Carta escrita por el Apóstol Pablo a los Colosenses, capítulo 3, lo siguiente:
“Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia.
Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros.
Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía. Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones. Pues, como miembros de un mismo cuerpo, ustedes son llamados a vivir en paz. Y sean siempre agradecidos”.
Estimadas y estimados, el odio es como un veneno que nos destruye desde nuestro interior, produciendo amargura que corroe en nuestro corazón y mente.
Para quienes somos seguidores de Jesús, la amargura que produce el odio nos llevará a tener una pérdida de la visión de vida y de los propósitos, como así también de la fe.
Por esta razón la Biblia nos enseña que no permitamos que brote una “raíz de amargura» en nuestro interior. “Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos”. Esto está registrado en la carta a los Hebreos, capítulo 12.
Al finalizar, les comparto lo que dice el libro de los Salmos capítulo 97, ya que investigando sobre este tema del odio, me ha sorprendido que en la Biblia también tenemos enseñanzas de que el odio tiene aspectos positivos. “¡Ustedes, los que aman al Señor, odien el mal! Él protege la vida de sus justos y los rescata del poder de los perversos”.